EL PARACAIDISMO
La historia técnica del paracaídas se inicia con Leonardo Da Vinci, que imaginó un retardador de caída en forma de pirámide, de base cuadrada, unida a un hombre mediante cuatro cinchas. En 1793, un joven profesor de química de Montpellier, Louis Sebastian Lenormand, realizó un paracaídas con varias sombrillas y efectuó diversos ensayos, primero con cargas inertes y luego con animales desde lo alto de la torre de Montpellier. En 1785, el aeronauta Jean-Pierre Blanchard (1713-1809) lanzó desde una altura de 500 metros, un perro provisto de un paracaídas, durante una ascensión sobre el Campo de Marte.
Durante una ascensión corto la cuerda que unía la barquilla al globo, y descendió unos 700 metros al extremo del primer paracidas eficaz de la historia. Al observar las peligrosas oscilaciones del paracaídas de Garnerin durante el descenso, el físico Joseph Jérôme Lefrançois de Lalande (1732-1807) propuso practicar un agujero en lo alto del hinchado tejido, para permitir que le aire escapara libremente: Esta es la actual chimenea de los paracaídas modernos.
El paracaídas no fue objeto de modificaciones fundamentales hasta el fin de la segunda guerra mundial. En cambio, se multiplicaron sus aplicaciones, y la historia del paracaidismo sucedió a la del paracaídas propiamente dicho.